Lean Six Sigma y el combate al covid 19
Lean
Six
Sigma
ofrece
herramientas
para
mejorar
la
eficacia
y
eficiencia
de
los
procesos
de
cualquier
organización, por ejemplo, hospitales y clínicas.
La
metodología
funciona
cómo
estrategia,
cuyo
propósito
es
planificar
y
ejecutar
proyectos
de
mejora
de
procesos
con
un
enfoque
de
camino
hacia
la
excelencia,
nos
puede
ayudar
para
optimizar
los
flujos
de
actividades
que
se
deben desarrollar para evitar el avance de la pandemia, y diagnosticar y tratar a los enfermos de este virus.
Por
ejemplo,
si
pensamos
en
los
hospitales
y
clínicas,
con
seguridad
cuentan
con
un
conjunto
de
protocolos
de
atención
y
servicios
a
sus
pacientes.
No
obstante,
estos
se
ven
puestos
a
prueba
cuando
la
aparición
de
este
tipo
de enfermedades tensiona y modifican el actuar rutinarios de los funcionarios y profesionales que allí laboran.
En
este
aspecto,
si
bien
año
a
año
los
hospitales
y
clínicas
pasan
por
períodos
de
alta
demanda
(por
ejemplo,
la
mayor
ocurrencia
de
casos
de
influenza
durante
los
meses
de
invierno),
lo
particular
en
el
caso
de
una
pandemia
como
la
del
Covid-19,
es
la
cantidad
de
personas
contagiadas
en
un
corto
período
de
tiempo,
lo
que
podría
hacer
colapsar la capacidad de atención de estos establecimientos (instalaciones, equipos, profesionales, etc.).
Eficacia y eficiencia
Entonces,
en
estas
circunstancias,
los
parámetros
“eficacia”
y
“eficiencia”
pasan
a
ser
determinantes
y
cada
actividad
que
se
ejecute,
desde
la
recepción
del
paciente,
el
diagnóstico,
la
hospitalización
y
la
atención,
debe
ser
muy
bien
planificada
y
más
tarde
controlada,
para
que
agregue
valor
en
función
de
un
primer
objetivo,
cual
es
que
la
persona
se
recupere
y
sea
dada
de
alta;
sin
olvidar
un
segundo
objetivo
de
igual
importancia,
que
el
paciente
infestado
no
transmita
el
virus
y
enferme
a
otros.
La
“eficacia”
está
referida
al
logro
de
los
objetivos,
mientras
que
la “eficiencia” se refiere al uso óptimo de recursos (incluido el tiempo).
Es
importante
señalar
en
este
momento
que
tener
protocolos
adecuados
no
es
suficiente
pues
solo
nos
asegura
que
los
procesos
pertinentes
están
bien
diseñados,
son
claros,
donde
las
funciones
y
responsabilidades
están
bien delimitadas y son conocidas, y finalmente logran sus objetivos.
Lamentablemente,
buenos
protocolos
no
aseguran
procesos
eficientes
donde
cada
etapa
agregue
un
gran
valor.
Y
en
este
caso,
procesos
ineficientes,
si
existieran,
podrían
significar
una
gran
cantidad
de
enfermos
graves
y,
posiblemente, de fallecimientos.
Entonces
aquí
surgen
los
primeros
requerimientos
básicos,
por
ejemplo,
¿están
bien
“levantados”
cada
uno
de
los
procesos
relacionados
con
la
atención
de
los
pacientes?
Este
es
un
requisito
fundamental
para
identificar
cada
una
de
las
actividades
que
se
ejecutan
y
cómo
ellas
están
lógicamente
relacionadas.
Si
tenemos
este
levantamiento,
el
siguiente
análisis
es
poder
calcular
cuáles
son
los
tiempos
que
implican
su
ejecución
y
cuáles
son
los
requerimientos,
por
ejemplo,
cantidad
promedio
de
pacientes
que
son
atendidos
y
las
capacidades
de
los
recursos de que se disponen.
Con
toda
esta
información
es
posible
confeccionar
lo
que
se
llama
un
“Mapa
de
Flujo
de
Valor”
(Value
Stream
Mapping)
Qué agrega valor y qué es desperdicio
¿Qué
se
puede
lograr
con
este
ejercicio?
Podemos
identificar
actividades
que
“no
agreguen
valor”
o
también
llamados
“desperdicios”,
que
pueden
ser
eliminados,
liberando
recursos
y
haciendo
que
los
tiempos
de
ciclo
disminuyan.
Por
ejemplo,
piense
un
momento
en
la
opción
de
mejorar
el
proceso
de
admisión
y
diagnóstico
de
los
pacientes,
que
permita
aumentar
la
cantidad
de
ellos
que
puedan
ser
atendidos
en
un
determinado
período
de
tiempo, haciendo uso óptimo de los recursos disponibles.
Todo
lo
anterior
requiere
de
una
disposición
especial
de
los
responsables
y
actores
del
proceso
porque
muchas
veces
la
rutina
impide
ver
las
oportunidades
de
mejora
y
también
genera
resistencias
al
cambio,
ya
que
este
implica muchas veces abandonar prácticas y costumbres adquiridas, y ser reemplazadas por otras nuevas.
Las
nuevas
prácticas
obligarán
a
pasar
por
una
fase
de
aprendizaje
y
desarrollo
de
(nuevas)
habilidades,
hasta
lograr
ser
competente
en
la
nueva
forma
de
hacer
las
cosas.
Crisis
como
la
actual
nos
muestran
cuán
importante
es que mejoremos y optimicemos permanentemente los procesos en una organización, pública o privada.
Lean Six Sigma nos ofrece herramientas de alta efectividad.
Escrito por Osvaldo Ferreiro